Una visión natural y holística:
Tus sesiones quiroprácticas en Colindres

Soy Rachel, quiropráctica en el Centro Quiropráctico de Colindres.

Desde que era niña, siempre supe que quería cuidar de los demás. Pero no fue hasta que sufrí una fuerte caída de caballo que descubrí el camino que me llevaría a hacerlo. Tras el accidente, no sentía las piernas y me costaba incorporarme… Fue entonces cuando mi padre me llevó a su quiropráctico. Gracias a él, recuperé la movilidad sin secuelas. Aquel momento cambió mi vida y me hizo ver con claridad: quería ser quiropráctica.

Me formé en París, en la única escuela quiropráctica de Francia, donde estudié durante cinco años a tiempo completo. Posteriormente, comencé una formación en medicina tradicional china para complementar mis conocimientos y ofrecer un enfoque aún más completo a las personas.

Después de un año trabajando en Francia, llegué a España y abrí mi primero centro en Cabezón de la Sal. Durante tres años ejercí allí, y en el último año, ya instalada en la junta de Voto, empecé a hacer largos trayectos diarios para seguir cuidando de la gente de Cabezón de la Sal.

Tras muchos kilómetros recorridos, surgió una bonita oportunidad: Sarah, la antigua quiropráctica de Colindres, me ofreció la posibilidad de continuar su labor aquí. Después de meditarlo, decidí dar el paso y acercar mi consulta a mi lugar de vida. Esta decisión me permite cuidar mejor de mí misma, recargar energía, y dedicarla con ilusión a este nuevo proyecto y a cada persona que entra en el centro.

Como amante del deporte (surf, danza, tiro con arco), me encanta acompañar a deportistas en sus objetivos, ya sea prepararse para eventos como el 10000 del Soplao, o simplemente ayudarles a practicar sin molestias ni restricciones articulares.

Siempre me ha apasionado la idea de un centro familiar: recibir a abuelos, padres, adolescentes, niños e incluso bebés. Es algo que viví tanto en París como en Cabezón de la Sal, y que ahora empiezo a disfrutar también aquí en Colindres. Es un auténtico placer cuidar de toda la familia.

Además, viviendo en una finca de varias hectáreas, conozco de cerca el esfuerzo físico que implica el trabajo en el campo. Por eso, me alegra poder ayudar también a agricultores y ganaderos a cuidar de su cuerpo y su bienestar.

Cada año sigo formándome en diferentes técnicas quiroprácticas y de medicina tradicional china, con el objetivo de ofrecer un cuidado personalizado y adaptado a cada persona.